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sábado, mayo 30, 2009

La República Platón Libro 02

Libro II
Quién inicia este diálogo es Glaucón, que no aprueba la retirada de Trasimaco, ni tampoco que Sócrates no exprese una definición precisa de lo que es la justicia.


Luego de esta explicación describe tres clases de bienes que se persiguen como; la alegría, los placeres sin mezcla de mal y la gimnasia, la curación de una enfermedad, el ejercicio de la medicina y cualquier otra profesión lucrativa, de estos últimos podría decirse que son penosos, pero útiles.

Sócrates, reconoce estos bienes, pero le aclara que no entiende que se propone. Glaucón, le pregunta, en cual de ellos ubicaría la justicia.

Sócrates, le dice:
"Por supuesto que en la mejor, o sea, entre aquellos bienes que hay que amar por sí mismos y por sus consecuencias, si quiere uno ser feliz."

Glaucón, le explica, a Sócrates que va a elogiar la vida del injusto y al hacerlo quiere demostrarle de qué modo quiere oírle atacar la injusticia y alabar la justicia.

Comienza su exposición sobre la naturaleza y el origen de la justicia, la cual dio origen a las leyes y a las convenciones. Prosiguió planteando que la experiencia estaría a favor de lo afirmado por Trasímaco. Mencionan la leyenda del anillo de Giges y plantea:
..."Como dicen los defensores de la doctrina que expongo, todo hombre cree, con razón, que la injusticia es más útil que la justicia."

Cuál sería la conducta del hombre, si según la experiencia general, parecería que la injusticia y la justicia sólo deberían apreciarse de acuerdo con los resultados favorables o desfavorables que proporcionan.

Sócrates tenía el propósito de contestarle, pero su hermano Adimanto tomó la palabra y dijo:
"¿Crees tú Sócrates, que la cuestión ha sido suficientemente debatida?"

Sócrates y Adimanto acuerdan, que supla a su hermano en lo que haya omitido. Este expresa que por las costumbres de la religión popular, desde los tiempos de Homero y Hesíodo hasta la actualidad el injusto, logra hacer olvidar sus crímenes mediante espléndidos sacrificios y oraciones. Los poetas y escritores están de acuerdo en afirmar que la virtud es honorable, pero que casi siempre va acompañada de sufrimientos; mientras que el vicio, a pesar de que se conviene en considerarlo deshonroso, es ciertamente agradable.

Explica, las consecuencia que se deducirá de todo esto, y es que el joven inteligente llegará a la conclusión de que su felicidad radica en practicar la injusticia y evadir sus posibles consecuencias desagradables, utilizando la astucia o buscando una adecuada asociación que lo proteja.

Aclara además, que existen entidades políticas que lo defenderán, y puede también, mediante regalos, eludir la aplicación de la ley. En cuanto a la religión, en caso de que existieran dioses, éstos no se interesan por los seres humanos.

Adimanto, prosigue con su diálogo aclarando que tanto Trasímaco o cualquier otro, podrían alegar sobre la justicia y la injusticia, tergiversando la esencia de una y otra. Pero, que espera de Sócrates, el elogio de la justicia y la condena de la injusticia, que les haga ver los efectos que una y otra, producen en quienes las posean, por ser la una un bien y la otra un mal.

Sócrates elogia a los hermanos por sus exposiciones y luego de un diálogo con estos les dice:
"Si admites una justicia para el individuo,¿no admites también otra justicia para la ciudad entera?"

Sócrates, les dice, que primero examinará como se aplica la justicia en al Estado. Para ello utilizará el ejemplo, de seguir el crecimiento en una ciudad típica o modelo, a fin de descubrir mejor dónde radican la justicia y la injusticia. Aspira a la presentación de un gobierno que sea por sí mismo la encarnación de lo justo. Gradualmente, Sócrates, explica la concepción del Estado perfecto. Una organización social simple, reducida a lo mínimo.

La ciudad se basa en el principio de la especialización de modo que el hombre deje de ser solitario y obtenga y preste ayuda. Requiere para su funcionamiento la especialización en el trabajo. El Estado se agrandará y necesitará de más territorio por lo que esta ciudad ideal no queda excluida de la posibilidad de la guerra, que puede surgir en cualquier momento. Entonces será preciso que los soldados, en esta organización del Estado, sean especialistas; además de tener en cuenta sus dotes naturales, se los adiestrará en forma adecuada.

Según ello pregunta:
"¿Será fácil encontrar una mejor que la establecida entre nosotros desde hace largo tiempo y que consiste en educar el cuerpo por la gimnasia y el alma por la música?"

Su diálogo continúa enunciando que cosas le serán permitidas a los guerreros y cuales no. A tal punto que acomodarían los poemas de Homero para que los maestros los utilicen solo con el fin de educar guardianes piadosos y semejantes a los dioses en tanto que la naturaleza humana lo permita.

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